jueves, 7 de mayo de 2009

Colegio de San Francisco de Sales - Restaurante La Mina


• En la esquina de las calles Oficios y Obispo, en la Plaza de Armas, se encuentra una edificación conocida como el colegio de San Francisco de Sales.
En este lugar se fundó en el año 1688 el primer colegio de niñas de la ciudad por don Diego Evelino de Compostela, obispo de Cuba. Por aquella época el edificio no hacía esquina pues lindaba con la residencia de dicho prelado y con la casa esquina de don Joseph Muñoz o Núñez.
Ya en el año 1758, el obispo don Pedro Morell de Santa Cruz, adquirió la casa de don Joseph que en esa época pertenecía a Las Catalinas, y la del colegio, para unificarlas con el propósito de convertir este lugar en un Palacio Episcopal. De estos acontecimientos es probable que la calle Obispo lleve ese nombre por el tránsito diario de este prelado entre su casa y la iglesia principal de la ciudad, es decir, la Parroquial Mayor de San Cristóbal de La Habana (demolida), que ocupaba parte del área actual del Palacio de los Capitanes Generales.
Durante ese tiempo, el obispo Morell realizó varias mejoras en este edificio de arquitectura mudéjar renacentista, que fueron: la reedificación del ala oeste al añadirle las arcadas de las tres plantas, la adición de un segundo piso en el lado sur, etc.
El tratamiento decorativo de las fachadas, los niveles de los balcones y la carpintería de sus puertas, nos demuestran la fusión de estas edificaciones.
Lo más notable del edificio es su patio claustral, rodeado de galerías por sus cuatro lados, donde podemos apreciar, la reconstrucción integral y un efecto de unidad arquitectónica.
Este actual monumento quedó compuesto por tres edificaciones —después de las obras realizadas por Morell—, donde vemos en su conjunto y algunas diferencias, la impronta de su devenir histórico.
Entre los años 1884 a 1889 sufre —además de los cambios anteriores—, la más trascendental alteración desde el punto de vista estilístico, pues se sustituyen sus techumbres moriscas por azoteas y otra planta en el ángulo oeste.
En la segunda mitad del siglo XIX, aproximadamente, regresa el colegio que se encontraba al lado en la casa del obispo, para su nueva residencia y permanece allí hasta el año 1887 en que se traslada a la calle Baratillo por el motivo de las referidas modificaciones.
El arzobispado de La Habana en 1917 adquiere una gran área de terreno , en la estancia Tamarindo, en Marianao, para fabricar un nuevo colegio, por lo que abandonan definitivamente la casona de Oficios y Obispo. Esto trajo como resultado que el edificio quedara convertido en casa de inquilino o vecindad —donde vivían familias humildes— que hasta 1959 estuvo ocupada por 44 núcleos familiares a los que se le añadían en la planta baja nueve locales comerciales.
Después del plan de restauración en la planta alta continúan viviendo algunas familias, luego de mejorar sus condiciones espaciales y ambientales y en la planta baja se brindan servicios sociales tales como: barbería, carnicería, el bar-restaurante La Mina, donde se ofrece una gran variedad de menús típicos Cubanos, como los tamales, frijoles negros con arroz blanco y cerdo asado, así como el famoso Mojito o Daiquiri; la Casa de la Natilla, la Casa del Agua La Tinaja, la Casa del Tabaco, entre otros, todos de una exquisita decoración y ambientación colonial de gran atracción para el público. •

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