viernes, 26 de junio de 2009

Casa de Don Martín Calvo de la Puerta- LA OBRAPÍA




FOTOS: Coralia Rivero




• Una de las casas más importante, por su valor arquitectónico en el mundo habanero del siglo XVIII, es la hoy conocida como la Casa de la Obrapía.
Su historia comienza en el año 1648 cuando el capitán español Martín Calvo de la Puerta adquirió unas casas vendidas por doña María de León, viuda del gobernante Francisco Núñez Milián. Posteriormente, durante los años 1659 al 69, don Martín aumentó sus propiedades comprando un solar para reconstruir las casas y convertirlas en una edificación.
Según los datos del libro del arquitecto Weiss, en esta nueva casa instituyó una obra-pía o piadosa, que consistía en dejar la suma de ciento dos mil pesos para dotar en sus réditos anualmente a cinco huérfanas de modo que “dieran sin perder la honestidad y el pudor hijos fuertes y robustos”. Por tal motivo, tanto la casa como la calle en que se encuentra, se conoce como de la Obrapía.
Don Martín nombró primer patrón de la residencia a su pariente el alférez mayor Nicolás Castellón y Pereira, a quien debía pasar la propiedad después de la muerte de su esposa.
En la segunda mitad del siglo XVIII se remodela la casa por don Gabriel María Castellón y Cárdenas, segundo marqués que ostentara dicho título, quien invirtió en la obra once mil 863 pesos. El nuevo propietario adicionó el arco de embocadura de la escalera en la planta alta; el arco mixtilíneo del vestíbulo de Obrapía, uno de los mayores y más complejos de su clase; un formidable cuerpo barroco donde se enlaza la puerta —tallada en España— con la ventana superior y su balcón rematado con el escudo nobiliario de los Castellón; la conformación de las columnas y el zigzagueo de las molduras, dan una animación e interés a los desnudos muros de esa edificación.
La superficie de esta casa es de unos 1 480 metros cuadrados, que hace de ella una de las mayores de la época colonial. Una característica verdaderamente monumental es el pórtico de estilo barroco que está construido en perspectiva y da la impresión de estar inclinado hacia abajo creando un ritmo a la fachada de gran atracción.
De dos plantas está compuesta esta residencia; en el primer piso se pueden apreciar los arcos trilobulados, las columnatas, las losas malagueñas del piso y las barandas de madera torneadas que rodean el patio central y la escalera; la galería de cuatro metros de ancho que lleva hacia las habitaciones y continúan hasta el traspatio, por lo que es probable que ésta sea la mayor de cuantas existen en las casonas habaneras.
La planta baja, según Weiss, estuvo destinada una parte al despacho del propietario, otra al vestíbulo, comercios y a pequeñas viviendas como era de costumbre en las casas de esquenas en aquella época. Durante el tiempo de restauración a que fue sometida, fueron encontradas importantes piezas arqueológicas como también cenefas y pinturas.
Se considera como su fecha de inauguración, el 16 de noviembre de 1983 al ser convertida en Casa Museo a instancias del historiador de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler.
Las actividades culturales que se realizan en este lugar son muy variadas, desde exposiciones de modas, talleres educativos en las tradiciones cubanas, venta de ropa confeccionada por la “Hermandad de las Bordadoras y Tejedoras de Belén”, muestras de arte colonial, y además, podrá visitar la sala que contiene los objetos personales del destacado escritor Alejo Carpentier. •

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