viernes, 26 de junio de 2009

Casa del Conde Barreto- Artes Plásticas y Diseño


FOTO: Coralia Rivero

• En Luz número 362, esquina a Oficios, se encuentra una antigua casa señorial muy interesante por su historia, la Casa del Conde Barreto.
Su construcción fue realizada con anterioridad al año 1732, pues en ese año doña María Josefa Jirardi, viuda del capitán Miguel Alfonso del Manzano —propietario más antiguo de esta casa— impuso un gravamen sobre la posesión de la propiedad.
Más tarde pasó a manos de doña María Ursula Flores y sus descendientes, hasta que en 1798 fue vendida primero la mitad del inmueble a don Juan Sánchez y el resto a otros propietarios.
Los nombres de quieres la adquirieron más adelante no se conocen, hasta que en 1824-25, el segundo conde de Casa Barreto, don José Francisco Pascual de los Dolores Barreto y Cárdenas Vélez Guevara Pedroso y Beltrán de Santa Cruz, aparece registrado en un pacto de retro, es decir, con derecho a adquirir varias accesorias de la casa en caso de venta. No fue él su único propietario, pues compartía la propiedad —según los documentos— con don Juan Sánchez.
El segundo conde de Casa Barreto y sus descendientes habitaron por más de tres cuartos de siglo esta mansión y en ella falleció la VI condesa doña María Francisca Josefa Rufina de Cárdenas y Barreto Beitía y Beitía, en 1876.
El conde Barreto se hizo célebre por las anécdotas que se le atribuyen sobre los actos de crueldad que cometía con sus esclavos, a quienes aplicaba los más feroces castigos si intentaban huir de sus métodos opresivos.
Una voz popular de aquella época afirmaba: “cuando el conde Barreto se murió, entero el Diablo se lo llevó”, aludiendo a una supuesta desaparición de su cadáver.
La arquitectura de esta casa refleja elementos mudéjares. El gran portón muestra una hermosa arcada que termina en un techo de maderas preciosas.
El edificio se compone de dos plantas: la baja con accesorias y entresuelos; la alta se dedicaba a los dormitorios. La parte posterior del edificio se perdió, siendo ocupada esa área con un ensanche del patio central donde se pueden observar los antiguos faroles de gas. Un hermoso balcón de hierro se une al tejadillo por barras del mismo material a todo lo largo de la fachada.
Este palacio estaba condenado a ser demolido por el estado de deterioro y abandono en que se encontraba antes de la Revolución y gracias al Departamento de Monumentos se pudo salvar lo que quedó de la casa. Ya después en 1979 fue reconstruido por un equipo de especialistas encabezado por el arquitecto Daniel Taboada, y fue concluida en 1980 para destinarla al Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, donde su principal función es promover la obra artística de jóvenes cubanos.
En este centro cultural se realizan exposiciones y conferencias, entre otras actividades. •

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